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Hace ya más de 10 años que Marc Prensky acuñó el término “nativos digitales” para referirse a los jóvenes que nacieron en un entorno tecnológico, en contraposición con sus padres, que han tenido que adaptarse a él de mayores y, por tanto, son emigrantes digitales. Según datos de la Fundación Telefónica, el 95% de los jóvenes de 14 a 24 años son usuarios de internet en España, pero no todos reflexionan sobre la importancia que tiene en sus vidas. Saben usarlo, pero ignoran cómo enfrentarse a toda la información que tienen a su alcance. Hablamos, pues, de la alfabetización digital de estos usuarios y sus familias.

Foto: Fundación Telefónica

El informe “Alfabetización digital y competencias informacionales” de Manuel Area, Alfonso Gutiérrez y Fernando Vidal, publicado por la Fundación Telefónica, concluye que la alfabetización digital no sólo tiene que ver con el manejo de aparatos y programas, sino más bien con las competencias intelectuales y emocionales para usar las TIC de manera inteligente. Y es que internet es el mayor proveedor de datos de la historia, pero hay que saber encontrarlos, manejarlos, analizarlos y convertirlos en algo útil.

Un ejemplo bien claro de esta realidad nos lo ha dado recientemente la empresa Google. Su motor de búsqueda, uno de los más utilizados a nivel global, es una potentísima herramienta de investigación, que no todo el mundo sabe aprovechar.  Por eso han difundido, en un curso, algunos trucos que nos pueden ayudar: cómo saber que la información que hemos encontrado es relevante o no, qué hay que escribir para buscar dentro de un dominio concreto, o un tipo de archivo concreto, cómo buscar la palabra que necesitamos dentro de la web que nos ofrece, qué hay que hacer para filtrar los miles de resultados que aparecen… Las posibilidades són inmensas, pero no sólo se refieren a las herramientas sino que nos ayudan a definir cuales son las mejores palabras para hacer nuestra búsqueda. Son aspectos que muchos de esos nativos digitales no tienen en cuenta y, por tanto, se pierden la mitad (o más) de las posibilidades que les ofrece la época en que les ha tocado vivir. Saben tecnología, pero deben manejarla con las habilidades lingüísticas y técnicas de toda la vida.

Así que es lógico que, aprovechando las múltiples opciones formativas que ofrece la misma red, muchos estén ahora mismo “aprendiendo a aprender”. La tarea de padres y profesores es marcarles el camino.

 

Según datos del Instituto de Estadística de Cataluña, el 90% de los niños, hasta los 14 años, se considera lector de libros. Esta cifra baja hasta el 66% al cumplir los 15, probablemente porque la obligación lectora en la escuela disminuye. Pero hay quien opina que la falta de interés por la lectura puede obedecer a la dificultad para leer. De hecho, la enseñanza del proceso de leer ha cambiado poco, sin tener en cuenta que hoy los niños tienen multitud de estímulos visuales que van mucho más allá de la página impresa. Es decir, televisión, videojuegos e internet sustituyen el placer de la lectura, pero es difícil encontrar las estrategias para que ese placer se mantenga.

Foto: Olga Berrios. Flickr. Bajo licencia Creative Commons

Una parte del problema radica en que se enseña a leer a los niños, pero no se les fomenta la velocidad y la comprensión lectoras. Diferentes estudios señalan que este aspecto es importante, pues leer a una buena velocidad hace que no se pierda el hilo argumental. Y existe un instrumento que mejora era capacidad de leer rápido y entendiendo lo que se lee. Se llama taquitoscopio y con él trabajan los alumnos de Estuditec. Lo que hace es mostrar una imagen o una palabra por un tiempo muy reducido. Con ello se consiguen algunas destrezas:

  •  Al centrar la vista en un punto, mejora la atención
  • Se acelera el proceso de aprendizaje de la lectura
  • Es útil, además, para niños disléxicos ya que la mente decodifica la palabra una vez que ha desaparecido.

De hecho, aunque el primer taquitoscopio está fechado en el año 1859, hoy es especialmente útil para los niños y niñas acostumbrados a recibir múltiples estímulos visuales a lo largo del día. Conviven con una cultura audiovisual cargada de imágenes, símbolos y emociones, hasta el punto que incluso escriben sus mensajes con dibujos que representan sus estados de ánimo. Y eso hace que el acto de leer se haya transformado radicalmente en los últimos años: ya no se lee linealmente y, por lo tanto, los métodos tradicionales deben dejar paso a otras formas de asimilar la información. Una información, por cierto, que se ha multiplicado hasta hacerla muchas veces inalcanzable en su totalidad. Todo eso, hoy, también forma parte del aprendizaje.

Una de las grandes preocupaciones de los padres es saber qué hacen sus hijos cuando se conectan a internet, o cómo utilizan sus ordenadores. El problema es que, en muchas ocasiones, los padres desconocen cómo encontrar la solución, pero esta es la finalidad de este post.

El primer concepto que hay que tener claro es el del control parental. Existen herramientas de todo tipo para monitorizar las actividades de los menores de edad en la red, para evitar algunos de los problemas con los que se pueden encontrar. Encontrareis muchos consejos en diferentes webs y blogs, pero es interesante resaltar el trabajo que se hace desde las instituciones públicas, como la Unión Europea.

La mayoría de los programas informáticos tienen mecanismos para controlar el acceso de los menores a determinados sitios de internet. La revista Consumer hizo un buen resumen, en el que se explican las mejores herramientas según el sistema operativo que tengamos. La situación se complica cuando hablamos de la web 2.0 y las redes sociales, incluso cuando se accede a ellos desde teléfonos móviles o consolas de videojuegos.

Según el informe EU Kids online, sólo una cuarta parte de los padres bloquea o filtra webs o hace un seguimiento de las webs visitadas por sus hijos. Y aunque ellos saben más de ordenadores o de internet, nosotros sabemos a qué peligros se enfrentan ahí afuera.

Más información:

 

 

Si no estás preparado para equivocarte, nunca conseguirás nada original

Ken Robinson

 

 

En plena crisis económica y de valores, muchos reivindican la creatividad como una nueva forma de inteligencia colectiva. Una capacidad que puede ayudar a solucionar los problemas de una manera distinta a como lo habíamos hecho hasta ahora. Y esa creatividad es innata en todos nosotros, sólo tenemos que aprender a no perderla.

 

Más de 10 millones de personas han visto en internet la conferencia de Sir Ken Robinson, educador, escritor y experto británico, que sostenía, ya en 2006, que las escuelas matan la creatividad. Y ese es un fenómeno que se repite por todo el mundo: la jerarquía de las asignaturas da más importancia a las matemáticas que a las artes, y dentro de las artes, se da más importancia a la música que a la danza. Según Robinson, los sistemas educativos de todo el mundo, educan mirando hacia la cabeza y no hacia el resto del cuerpo.

 

Y eso, conocimientos, es lo que ahora sobra. Ahora que una gran parte de la sociedad ha tenido acceso a la escolarización, que la información está a nuestro alcance a un sólo golpe de clic, se impone una nueva manera de afrontar la enseñanza: con creatividad. Citando al mismo Robinson: la creatividad es tan importante como la alfabetización y las deberíamos tratar al mismo nivel.

 

Aunque los sistemas educativos no ayuden a ello, muchos profesores y escuelas llevan años intentando aplicar esta máxima. Dando a sus alumnos herramientas de creatividad, que les impulsen a opinar, a arriesgarse y a desarrollar sus verdaderos talentos sin miedo a equivocarse. Porque ésa es la clave: cuanto mayores nos hacemos, más aumenta el miedo a equivocarnos y, por lo tanto, menos creativos nos volvemos.

 

Pero no está todo perdido. En Estuditec creemos que incluso los mayores tenemos la oportunidad de volver a ser creativos. Solo se trata de deshacernos de los bloqueos que nos impiden expresarnos: el miedo a equivocarnos es uno de ellos, pero también podríamos hablar de un racionalismo extremo, de un enfoque superficial de las cosas o de unas determinadas normas sociales. Todos ellos son obstáculos salvables. Y hay muchas, muchas técnicas que nos ayudan a hacerlo. Quizás necesitaremos que nos enseñen cómo, pero las herramientas las tenemos al alcance de nuestro ratón.

 

 

El Premio Principe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2012 ha recaído en Shigeru Miyamoto. El premiado no es ni profesor, ni filósofo, ni periodista, ni escritor. Es diseñador de videojuegos. De hecho, ha creado algunos de los más aclamados videojuegos de la historia, como Mario, Donkey Kong o La Leyenda de Zelda. Que un premio tan prestigioso recaiga sobre alguien que ha renovado el concepto del ocio y del aprendizaje y de la tecnología no deja de ser, en cierto modo, revolucionario. Según reza el acta del jurado, sus creaciones ayudan a ejercitar la mente en sus múltiples facetas y resultan muy valiosas desde un punto de vista educativo. Como muchos, Miyamoto es un avanzado a su tiempo y todavía habrá quien recele de su contribución a la historia del conocimiento. Pero con sus juegos, ha creado nuevas formas de comunicación, ha hecho desaparecer fronteras, para reunir alrededor de la consola a personas de todas las edades. Y todo, sin ninguna clase de violencia.



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