El sector educativo está viviendo una auténtica revolución con la entrada en clase de nuevos dispositivos tecnológicos. Pizarras digitales, ordenadores portátiles se han incorporado con facilidad a la escuela y han mejorado notablemente el aprendizaje de los alumnos. Sin embargo, eso no se traduce en mejores notas. El Grupo Didáctica y Multimedia de la Universitat Autònoma de Barcelona y la empresa Microsoft han llevado a cabo un estudio entre 21 centros escolares, 130 profesores i 3.000 alumnos. Durante dos cursos han analizado el impacto de las nuevas tecnologías en el aprendizaje escolar y han preguntado a profesores y alumnos cómo les han ayudado en su día a día.
Más de un 90% de los profesores indican que las TIC facilitan la enseñanza y el aprendizaje de los objetivos educativos. Además, permiten acceder a nuevos recursos desde clase, incrementan la motivación y la atención de los alumnos y les animan a participar e investigar.
El hecho que estos buenos resultados no mejoren las cualificaciones académicas es una de las paradojas que ha destapado este estudio. Según los investigadores que lo han llevado a cabo, ello se debe a que los exámenes siguen siendo esencialmente memorísticos y, por lo tanto, no permiten aplicar con eficacia las competencias adquiridas gracias a la tecnología.
El grupo DIM está intentando corregir estas disfunciones y para ello está trabajando en lo que llaman el curriculum bimodal, un nuevo enfoque curricular que pretende mejorar la formación de los estudiantes, para adaptarla a los requerimientos de la sociedad actual.
Como conclusión del estudio, podemos destacar que el 97% del profesorado y el 100% del alumnado considera que es agradable realizar actividades en las aulas 2.0. Y aunque el 87% de los docentes manifiestan que les supone un aumento considerable del trabajo, creen que vale la pena por las mejoras que se obtienen en el aprendizaje de los estudiantes.